Keith Hunter Jesperson nació en la Columbia Británica (Canadá) el 6 de abril de 1955. Keith no tuvo una infancia feliz, pues era maltratado por sus compañeros y recibía abusos sexuales por parte de su padre. Gracias a él, se introdujo en el mundo del maltrato a otras especies. Su padre le sugirió que maltratase a animales nocivos para él, y el pequeño Jesperson, sin ningún tipo de duda, mató a su primera víctima: un pequeño minino al que estranguló con sus propias manos.
Su adolescencia tampoco vivió tiempos mejores. Sus problemas para relacionarse y hacer amigos, le valió los apodos de “Igor” o “Ig” (dada su gran altura, peso y envergadura), puesto por sus propios hermanos. Su padre le exigía 30 dólares semanales a cambio de alojamiento y comida, alquiler del que sus propios hermanos quedaban exentos.
Ya en la madurez, cuando tenía 35 años, intento realizar su sueño de pertenecer a la Real Policía Montada de Canadá, sueño que se trunco por una caída que lo lesionó.
En su vida en el país vecino, intento reactivar su vida, se caso con una mujer de ascendencia mexicana con la cual tuvo 3 hijos.
Pero su pasado no desaparecía, y ante su propia hija mayor, Melissa, realizaba continuos maltratos y asesinatos de ardillas y gatos. Un día, incluso, su padre colgó de un árbol a la mascota de la niña.
Ese fue el principio de su fin, tras los constantes incidentes, su mujer se divorció de él y se quedó con los tres hijos. Con la soledad apareció su lado más oscuro, ya nada le impedía sacar a relucir sus más bajos instintos.
El día 23 de enero de 1990, en las cercanías de Portland, Keith entro en un bar cuando vio a una joven, Tannya Benett, la cual inmediatamente lo flecho. Jesperson la llevó a su casa, donde la estrangulo hasta dejarla medio inconsciente; para después violarla y continuar estrangulándola hasta finalmente asesinarla. Por fin consiguió convertirse en lo que quería ser.
Con el ego de todo gran asesino, empezó a escribir cartas a la policía y después a los periódicos de Oregón, atribuyéndose los crímenes, firmando con un símbolo de una cara sonriente. A partir de entonces sería conocido como “El Asesino de la Carita Feliz”.
Los años pasaban y continuaban apareciendo diferentes asesinatos y violaciones. A cada asesinato le seguía una misiva a las familias de la víctimas y otra a la policía con detalles sobre el crimen, firmadas todas ellas con una carita feliz.
Jesperson intentó encauzar de nuevo su vida, manteniendo una relación amorosa con Julie Ann Winnigham, una ex convicta, llegando incluso a mudarse con ella. Pero su naturaleza fue más fuerte que él y tras poco tiempo de relación termino matándola el 10 de marzo de 1995. La policía lo interrogó como sospechoso del crimen, pero fue puesto en libertad.
Su egocentrismo y don de protagonismo le llevo a escribir una extensa carta a su hermano, confesando sus crímenes y dando un rostro al “Asesino de la Carita Feliz”. Su hermano dio conocimiento de esto a la policía, tras lo cual Keith fue detenido y encarcelado.
En el juicio fue condenado a tres cadenas perpetuas en la Penitenciaría del Estado de Oregón por el asesinato y violación de 8 mujeres. Tras esto se le atribuyeron otros 166 asesinatos, de nuevo apareciendo su afán de protagonismo. Pero en seguida la policía lo descartó de muchos de los homicidios. Incluso su compañero de celda, pagó a Jesperson para que confesara el crimen cometido por él. Hecho que la policía descubrió de inmediato.
Tras obtener fama, empezó a dibujar como pasatiempo y sus obras se pueden obtener actualmente a través de Internet. También creó un macabro logotipo donde aparece un camión rojo, el cual usaba para recoger a algunas de sus víctimas.
La historia de Keith Jesperson también ha servido como inspiración para la serie “El Mentalista”, pues el hilo conductor de la misma es un asesino en serie llamado “RED JOHN”, asesino que pinta una carita feliz en cada uno de sus crímenes.
Hasta la fecha Keith Hunter Jesperson continua recluido en el penal de Oregón.
