EL HOMBRE QUE SE OPERÓ A SI MISMO. +18

***CONTENIDO GRAFICO*** (Se recomienda discreción). 
Fotografías con fines informativos y educativos. 

Leonid Rógozov fue un médico cirujano ruso que durante una expedición en la Antártida en 1960, se vio en la necesidad de operarse el apéndice a sí mismo. Y logró sobrevivir.



Leonid Rógozov nació en Dauriya,​ una remota aldea en el este de Siberia, a 14 km al noreste de la triple frontera entre la Unión Soviética, Mongolia y China, a 64 km de la pequeña ciudad de Manzhouli (China). Su padre murió en manos de los nazis alemanes en la Segunda Guerra Mundial en 1943. En 1953 completó sus estudios en una escuela secundaria en Minusinsk, Krai de Krasnoyarsk e ingresó en el Instituto Médico Pediátrico de Leningrado (actual San Petersburgo). Después de graduarse en 1959 como médico general comenzó el entrenamiento clínico para especializarse en cirugía. En septiembre de 1960, a la edad de 26 años, interrumpió su entrenamiento y se unió a la sexta Expedición Antártica Soviética como médico.



Desde septiembre de 1960 hasta octubre de 1962, Rógozov trabajó en la Antártida, integrando un equipo de trece investigadores de la base Novolázarevskaya, que fue establecida en enero de 1961.

En la mañana del 29 de abril de 1961, Rógozov experimentó debilidad general, náuseas y fiebre moderada, y más tarde dolor en el cuadrante inferior derecho del abdomen. Ningún tratamiento le ayudó. El 30 de abril se hicieron evidentes los signos localizados de una peritonitis, y su estado de salud empeoró considerablemente durante la noche. 

El dolor fue en aumento y el estado de salud de Rógozov era cada vez peor, y llevarlo a un hospital no era un opción, ya que la base estaba muy lejos de cualquier población. La base Mirni era la estación soviética de investigación más cercana, a 3074 km de Novolázarevskaya. A todo esto se sumaba que no habían aviones disponibles y las condiciones climáticas de la Antártida no ayudaban en absoluto. 

Con este escenario y teniendo en cuenta que sus compañeros que no tenían formación médica la única opción viable para Rógozov era la auto cirugía. 



Uno de los problemas era que no podía hacerlo con anestesia general, por motivos obvios, ya que si se tenía que operar él mismo necesitaba ver y estar alerta a lo que estaba haciendo. Instruyó a sus compañeros de qué tenían que hacer si perdía el conocimiento, hizo la incisión inicial y empezó la cirugía. Para poder ver bien lo que estaba haciendo utilizó un espejo, por lo que todo lo que veía era al contrario.

La operación comenzó alrededor de las 22:00 del 30 de abril de 1961. Rógozov se inyectó en la pared abdominal una solución de 0,5 % de novocaína como anestesia local. Con la ayuda del conductor de tractores y el meteorólogo, que le alcanzaban los instrumentos y la utilización de un espejo para observar las áreas no directamente visibles, mientras estaba en una posición semirreclinada, se volvió hacia su lado izquierdo. Hizo una incisión de unos 12 cm para buscar el apéndice. Media hora después del inicio de la operación empezó a sentir debilidad general y náuseas, por lo que de ahí en adelante tuvo que hacer varias pausas para descansar. Según su informe, el inflamado apéndice tenía una perforación de 2 × 2 cm en la base. Rógozov inyectó antibióticos directamente en la cavidad peritoneal. 




Aunque la cirugía tuvo pequeños contratiempos consiguió hacer la apendicectomía (que es así como se llama la operación de extirpación del apéndice). Tras explicar a sus compañeros de cómo debían lavar el material quirúrgico e inyectarse antibióticos en la sede de la operación, cerca de la media noche, Rógozov cayó rendido y se desmayó. Concluyendo así la auto cirugía.



Después de un breve período de debilidad posoperatoria, los signos de peritonitis desaparecieron. La temperatura de Rógozov volvió a la normalidad después de cinco días. Siete días después de la operación, se retiró los puntos de sutura y, en unas dos semanas, pudo reanudar sus actividades normales.



Debido a unas condiciones meteorológicas excepcionalmente desfavorables, y gigantes trozos de grueso hielo marino, la embarcación que debía recogerlos en abril de 1962 no pudo acercarse lo suficiente y el equipo pensó que tendrían que pasar otro año en la Antártica.

Como cirujano, Rogozov estaba preocupado por perder el contacto con el mundo de la medicina, y en el plano personal porque estaba atrapado en el lugar donde tuvo la experiencia más terrible de su vida.

En su diario escribió: 

"Cada vez más a menudo las ondas de la molesta nostalgia por mi hogar y el odio de esta maldita Antártica se arrastran sobre mí. Qué extraño parece haber venido a esta expedición. Todo lo exótico de la Antártica se agotó en un mes. Y en cambio estoy perdiendo dos años de mi vida. Mi clínica, que me gusta más que cualquier placer mundano, parece tan lejos de aquí como Marte”.


Para alivio de todo el equipo finalmente fueron transportados en avión, tan sólo un poco más tarde de lo previsto.

Rógozov de regreso a Rusia


La auto cirugía capturó la imaginación del público soviético. En 1961 fue galardonado con la Orden de la Bandera Roja del Trabajo.

En octubre de 1962, Rógozov regresó a Leningrado y empezó a hacer un doctorado (kandidat nauk) en su alma máter. En septiembre de 1966 fue galardonado con el doctorado con la tesis «La resección del esófago para el tratamiento del cáncer de esófago». En los años siguientes trabajó como médico en varios hospitales de esa ciudad y desde 1986 hasta 2000 se desempeñó como jefe del Departamento de cirugía del Instituto de Investigación de Neumonología Tuberculosa.

Falleció el 21 de septiembre de 2000, de cáncer de pulmón.


Tras darse a conocer mundialmente la historia de Rógozov, las apendicectomías ahora son obligatorias para los exploradores antárticos de varios países, como Australia. Y algunos en la profesión médica han sugerido que debería serlo también para los futuros astronautas que partan de la tierra para formar una colonia en Marte o la Luna.

Orden de la Bandera Roja del Trabajo

Leonid Rógozov y su hijo en 1969

E. NYGMA

Escritor y fundador de ZD TERROR. Amante de lo macabro y oscuro, de lo absurdo y del humor negro. Influenciado por artistas tales como Stephen King, Edgar Allan Poe, Darren Bousman, Rob Zombie, James Wan, Marian Dora, David Lynch, Quentin Tarantino, Christopher Nolan, Zack Snyder, entre otros. Futuro cineasta.

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