LA MASACRE DE TLATELOLCO. +18

***CONTENIDO GRAFICO*** (Se recomienda discreción). 
Fotografías con fines informativos y educativos.

El 2 de octubre de 1968, en la Ciudad de México, se suscitó una terrible matanza ocurrida en Tlatelolco, en la Plaza de las Tres Culturas, provocando la muerte de más de 300 personas. Fue la brutal culminación de delitos que podrían ser considerados contra la humanidad, perpetrados desde el gobierno de México en contra de los estudiantes a lo largo de ese año, caracterizados por las detenciones masivas, arbitrarias e ilegales que se realizaron durante este período, y por la planificación detallada y el alto grado de entrenamiento de las fuerzas represivas que participaron en los hechos. 



El movimiento estudiantil mexicano se declaraba antiimperialista, libertario y antisistema. Indignados protestaban contra el autoritarismo y la represión policial propiciada por el gobierno, la violación de la autonomía universitaria y la exigencia de un sin fin de reformas sociales necesarias para consolidar un sistema plural y democrático. 

En esos años gobernaba el PRI, partido que ejercía un poder omnímodo, monolítico sin apenas oposición, en donde no existían errores y el jefe máximo era glorificado por la camarilla oficialista. Cada una de sus palabras se consideraban sagradas y todos los medios de comunicación y la élite intelectual tenían que hacerle venias a su majestad todopoderosa.



El 13 de septiembre de 1968 más de 200.000 jóvenes tomaron el Zócalo capitalino, bajo el lema de “Únete pueblo” en la llamada “marcha del silencio” con todos los manifestantes amordazados con pancartas de: ¡democracia directa y concreta ya! ¡Abajo el gobierno y la burguesía!

Ante tamaño desafío Díaz Ordaz dijo: “hasta donde estemos obligados a llegar llegaremos” Fue tal la demostración de fuerza que los estudiantes amenazaron con ocupar el Palacio Nacional si el presidente no accedía a negociar un pliego de peticiones. En respuesta fueron desalojados a la brava por la tropa con tanques militares y arrestados varios de sus dirigentes.



Fue el 2 de octubre de 1968 cuando los estudiantes de la UNAM y del Instituto Politécnico junto al Consejo Nacional de Huelga se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas o Tlatelolco para conminar al gobierno a aceptar sus reivindicaciones. Entre éstas se destacaban la libertad presos políticos, la derogación del Artículo 145 del código Penal Federal (difusión de ideas que alteren el orden público), desaparición del cuerpo de granaderos, destitución de los jefes policiacos Luis Cueto y Raúl Mendiolea (jefe y subjefe de la policía capitalina) indemnización a las víctimas de los actos represivos, establecer un diálogo entre estudiantes y el CNH para negociar las exigencias. Pero Díaz Ordaz iracundo dio la orden de disolver el motín pues se acercaban las Olimpiadas y los insurgentes pretendían boicotearlas. 

Por ningún motivo este personaje de carácter déspota y autoritario iba a tolerar el desorden y la anarquía. La reputación de México estaba en juego. Uno de los lemas más coreados por los estudiantes no dejaba dudas de sus intenciones: ¡no queremos olimpiadas, queremos revolución! Con la toma de la catedral y el izamiento de una enseña rojinegra en el Zócalo (en el asta donde regularmente ondeaba la bandera nacional) Ésta fue su sentencia de muerte.



Inmediatamente el régimen priista acusó a los estudiantes de traidores a la patria y de estar financiados, entrenados y armados por los soviéticos y los cubanos. “Los estudiantes no tenían otra intención que desestabilizar la institucionalidad”.

Durante el hecho fueron acribillados líderes, docentes, intelectuales, personal obrero, profesionales y trabajadores de distintos sectores, así como personas de la sociedad mexicana, quienes también se sumaron a  las manifestaciones.

Los grupos del denominado Batallón de Olimpia se infiltraron en las protestas, identificándose con un pañuelo blanco (símbolo de los estudiantes) y comenzaron a disparar sin justificación a los civiles desarmados a las 18H00 hora local.

Por su parte, los militares (quienes debían custodiar las marchas) también comenzaron a disparar contra los manifestantes para "restablecer el orden público", sin embargo los oficiales persiguieron a las personas hasta los edificios, residencias o cualquier instalación en las que estos se resguardaron.





Lo titulares de prensa del día 3 de octubre (recogidos en el libro “la Noche de Tlatelolco” de Elena Poniatowska) son bastante elocuentes:

"Excélsior": Recio Combate al Dispersar el Ejército un Mitin de Huelguistas. 20 muertos, 75 heridos y 400 presos.

"Novedades": Balacera entre francotiradores y el Ejército en ciudad e Tlatelolco. 25 muertos, 87 lesionados

"El Universal": Tlatelolco, Campo de Batalla. Durante varias horas terroristas y soldados mantuvieron rudo combate. 29 muertos y más de 80 heridos en ambos bandos; 1000 detenidos.

"El Día: criminal provocación en el mitin de Tlatelolco causó sangriento zafarrancho. El número de civiles que perdieron la vida o resultaron lesionados es todavía impreciso

"El Heraldo": Sangriento encuentro en Tlatelolco. 26 muertos y 71 heridos. Francotiradores dispararon contra el ejército: el general Toledo lesionado

"El Sol de México": Manos extrañas se empeñan en desprestigiar México. El Objetivo: Frustrar los XIX juegos. Francotiradores abrieron fuego contra la tropa en Tlatelolco. Heridos un general y 11 militares y 20 civiles muertos en la peor refriega.

"El Nacional": El ejército tuvo que repeler francotiradores: García Barragán.

"Ovaciones": Sangriento Tiroteo en la Plaza de las Tres Culturas. Decenas de francotiradores se enfrentaron a las tropas. Perecieron 23 personas, 52 lesionados, mil detenidos y más vehículos quemados.

Los medios de comunicación fueron cómplices de la satanización del movimiento estudiantil.




Testigos de la matanza dicen que a las 18 horas 15 minutos vieron acercarse a un helicóptero militar que dio varias vueltas sobre la plaza lanzando bengalas luminosas. Esta era la señal para iniciar la Operación Galeana al mando del general Crisóforo Mazón Pineda. Los casi 10.000 manifestantes cercados en Tlatelolco fueron presa fácil del “heroico” cuerpo de Granaderos perteneciente al Batallón Olimpia (unidad creada para proteger las Olimpiadas) cuyo objetivo era detener la cúpula del Consejo Nacional de Huelga. Que -según La Dirección Federal de Seguridad- tenían planificado tomar la Secretaria de Relaciones Exteriores situada en dicho recinto. 

La plaza de Tlatelolco estaba completamente sitiada por los militares, la policía y tanques de combate. Y de repente entraron los soldados a bayoneta calada gritando “a todos estos cabrones se los llevó la chingada” y sin piedad dispararon a mansalva al verse atacados por francotiradores que no eran otros que agentes infiltrados del grupo parapolicial conocido como “Brigada Blanca” (fuerza especial creada por la Secretaria de Gobernación para combatir la guerrilla urbana) y que llevaban un guante blanco en su mano izquierda para identificarse entre ellos. Entre la muchedumbre cundió el pánico y echaron a correr desesperados buscando una salida de emergencia a esa trampa mortal. En la investigación posterior de las autoridades se llegó a aseverar que  “países pertenecientes a la órbita de la Unión Soviética les facilitaron las armas a los francotiradores”

 


En el curso de la operación se detuvieron e identificaron a unos 3000 manifestantes, a los “cabecillas” los desnudaron, los golpearon con saña y se les remitió en camiones a distintas cárceles o campos militares para interrogarlos. Mientras que a los periodistas se les confiscó todo el material gráfico y fílmico. Rápidamente se retiraron los cuerpos de los muertos y los heridos cubriendo los charcos de sangre con aserrín. Más tarde toda la plaza sería lavada a manguerazos por los basureros municipales con la intención de borrar las huellas de la masacre. Al otro día amaneció todo tan limpio y reluciente que era imposible imaginar lo que allí había sucedido. El ejército acordonó el recinto e impuso la censura informativa. Los únicos autorizados para emitir comunicados eran los funcionarios gubernamentales.

Luego se demostró que la mayoría de las víctimas tenían heridas de bala en la espalda, los glúteos o en las piernas. En medio de tremenda desbandada entre llantos, alaridos fueron cobardemente fusilados a traición. Paradójicamente todo este drama se desarrolló en las ruinas del templo azteca Teocali donde en la época prehispánica se hacían sacrificios humanos.





Los militares fueron premiados en la Operación de la Plaza de las Tres Culturas por el Presidente Díaz Ordaz y el secretario de Defensa Marcelino García Barragán. No solo se les premió con ascensos, sino también con un aumento en sus prestaciones, autos LTD último modelo y viajes a Disneylandia.

Un año después de la matanza, el presidente Díaz Ordaz pronunció un discurso en el quinto informe de gobierno donde asumió toda responsabilidad ética, social, jurídica y política por las decisiones del gobierno en la operación militar de la plaza de Tlatelolco.




E. NYGMA

Escritor y fundador de ZD TERROR. Amante de lo macabro y oscuro, de lo absurdo y del humor negro. Influenciado por artistas tales como Stephen King, Edgar Allan Poe, Darren Bousman, Rob Zombie, James Wan, Marian Dora, David Lynch, Quentin Tarantino, Christopher Nolan, Zack Snyder, entre otros. Futuro cineasta.

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