***CONTENIDO GRAFICO*** (Se recomienda discreción).
Fotografías con fines informativos y educativos.
La fatídica tarde en que Hogdes vio interrumpida su siesta de forma inusual, se encontraba cómodamente acostada en su mullido sillón. Entonces, una piedra negra de 30 centímetros de diámetro entró por el techo, golpeando la radio y a Hodges cuando rebotó. Esta sintió un fuerte golpe en la cadera y cuando abrió los ojos vio que toda su casa estaba llena de humo y escombros.
Ella y su madre, que también estaba en la casa, no entendieron absolutamente nada, y la conmoción y el asombro dominaron la escena. De repente, el techo de su casa estaba goteando y, a través del humo, pudieron ver que la radio también estaba dañada. Lo que no sabían era que su vida cambiaría para siempre a causa de este evento inesperado.
Las mujeres llamaron inmediatamente a la policía y al departamento de bomberos, cuando una multitud de vecinos se reunió inmediatamente frente a la casa de los Hogdes. Después de contactar a las autoridades, un geólogo del gobierno que estaba trabajando en una excavación cercana para identificar la roca llegó al lugar. Este detecto que por increíble que pareciera la roca era un meteorito.
Aunque un granjero local pudo encontrar y vender una de las piezas caídas del meteorito que cayó sobre la casa de Ann por una buena suma de dinero, esta no correría la misma suerte.
Los vecinos pensaron que la piedra se debía devolver a Ann y ella estaba completamente de acuerdo. De hecho, afirmó haber sentido que el meteorito era suyo cuando salió del hospital: "Creo que Dios quiso que fuera para mí. Al final, fui yo a quien golpeó", declaró. Sin embargo, una batalla legal y una gran notoriedad pública jugaron inmediatamente su papel.
Los Hodges no eran dueños de la propiedad. Ella y su esposo alquilaron la casa a una viuda llamada Birdie Guy, quien se metió en el juego afirmando ser la dueña de la piedra ahora buscada. Aunque ganó el caso, aceptó $500 de la pareja para quedarse con el objeto.
El Instituto Smithsoniano de Washington D.C. les ofreció una importante suma de dinero para comprar el famoso objeto extraterrestre, pero ellos la rechazaron convencidos de que podrían obtener más dinero con el paso del tiempo.
Finalmente, su apuesta fracasó. Nadie mostró interés y la pareja terminó regalando el objeto al Museo de Historia Natural de Alabama en 1956, donde permanece todavía. En 1964 Ann se separó de su marido luego de sufrir un ataque de nervios. Fue internada en una clínica y falleció de insuficiencia renal en 1972, a los 52 años.
