La mujer que vivió 25 años encerrada en un cuarto oscuro...
Uno de los casos que tuvo en vilo a París a fines del siglo XIX fue sin ninguna duda sobre la desaparición de Blanche Monnier. Una joven que se esfumó sin dejar ningún rastro, lo sorprendente que luego de haber sido declarada muerta apareció 25 años después en una condición inmunda.
En 1901, exactamente el 23 de mayo, la policía francesa recibió una nota de alerta un tanto particular.
Decía lo siguiente:
"Señor fiscal general, tengo el honor de informarle una situación excepcionalmente grave: hablo de una solterona encerrada en la casa de Madame Monnier, medio muerta de hambre y viviendo en una litera pútrida durante los últimos veinticinco años en su propia inmundicia"
Por supuesto, la policía de inmediato se puso en marcha y encontró un caso verdaderamente terrorífico, casi salido de una película de terror. Pero antes de continuar, empecemos por narrar la trágica historia de Blanche Monnier, la pobre mujer que fue víctima en todo este asunto.
Blanche Monnier fue una joven como cualquier otra de finales del siglo XIX, Nació en un hogar en Poitiers en 1849. No era una persona famosa. No conocía muchas personas, ni mantenía muchas relaciones. Era hija de Charles Émile, decano de la facultad de letras de Poitiers y aristócrata francés, por lo que la joven estaba muy bien ubicada.
Por esta razón su desaparición en 1886 no sorprendió a nadie. Nadie la extrañó en el trabajo, no tenía amigos que notaran su ausencia y su familia… bueno, su familia era la responsable de ésta. Es lógico que no informaran a las autoridades. No se sabe quién dejó el aviso, y a estas alturas está claro que no se sabrá nunca. De no ser por esta persona, no sabríamos hoy la historia de Madame Monnier.
Cuando la policía entró al hogar, se encontró con un cuadro tétrico. La mujer que aparece en la fotografía es nada menos que Blanche al momento de ser rescatada: su estado era tan lamentable que ni siquiera entendieron cómo seguía con vida.
Pero, ¿Por qué estaba en ese cuarto?
La respuesta es escalofriante pues su único pecado fue enamorarse.
De acuerdo con la investigación de la policía, en 1876 Blanche había comenzado a coquetear con un abogado con el que planeaba casarse. El hombre le llevaba varios años y estaba arruinado, por lo que no era del agrado de la familia; su madre, claro está, no aprobaba de esta relación y estaba dispuesta a ir hasta donde fuera necesario para detenerla. Así que decidió encerrarla.
25 años duró Blanche en el oscuro cuarto. 25 largos años en los que solo vio la luz de manera ocasional, y en los que vivió entre su propia inmundicia. Una tortura terrible bajo cualquier estándar.
Su familia lloró su pérdida en público. Su padre murió en 1882 (no se sabe si conocía el asunto) y su pretendiente en 1885. Y tras ello, no quedó nadie que la recordara lo suficiente para buscarla.
Cuando la policía la encontró estaba desnuda sobre una cama de paja putrefacta, con una delgadez comparable únicamente a aquella de quien ha pasado hambre 25 años. Pesaba tan solo 24 kilos. Cuando los policías (apenas capaces de tolerar el hedor que emanaban las heces, el vómito y la comida putrefacta del cuarto) se acercaron, la mujer se limitó a gritar y encogerse.
Su madre murió 15 días después por una enfermedad no identificada. Su salud se deterioró rápidamente luego de ser arrestada, quizás por la culpa, quizás por el azar. En cualquier caso, indicó que la había encerrado hasta que rechazara el abogado, y que esto nunca ocurrió. En cambio, la joven perdió la cabeza.
Blanche fue liberada, pero el encierro le dejaría graves secuelas mentales. No volvería a estar sana y moriría 12 años después en un instituto psiquiátrico.
Su hermano, Marcel Monnier, fue así mismo juzgado (pues sabía de su encierro) pero no pudo ser condenado porque tenía problemas mentales. Los jueces de hecho querían encarcelarlo, pero se encontraron que la legislación no indicaba un “deber de liberar” a un secuestrado, por lo que estaban atados de manos.
En 1901, exactamente el 23 de mayo, la policía francesa recibió una nota de alerta un tanto particular.
Decía lo siguiente:
"Señor fiscal general, tengo el honor de informarle una situación excepcionalmente grave: hablo de una solterona encerrada en la casa de Madame Monnier, medio muerta de hambre y viviendo en una litera pútrida durante los últimos veinticinco años en su propia inmundicia"
Por supuesto, la policía de inmediato se puso en marcha y encontró un caso verdaderamente terrorífico, casi salido de una película de terror. Pero antes de continuar, empecemos por narrar la trágica historia de Blanche Monnier, la pobre mujer que fue víctima en todo este asunto.
Blanche Monnier fue una joven como cualquier otra de finales del siglo XIX, Nació en un hogar en Poitiers en 1849. No era una persona famosa. No conocía muchas personas, ni mantenía muchas relaciones. Era hija de Charles Émile, decano de la facultad de letras de Poitiers y aristócrata francés, por lo que la joven estaba muy bien ubicada.
Por esta razón su desaparición en 1886 no sorprendió a nadie. Nadie la extrañó en el trabajo, no tenía amigos que notaran su ausencia y su familia… bueno, su familia era la responsable de ésta. Es lógico que no informaran a las autoridades. No se sabe quién dejó el aviso, y a estas alturas está claro que no se sabrá nunca. De no ser por esta persona, no sabríamos hoy la historia de Madame Monnier.
Cuando la policía entró al hogar, se encontró con un cuadro tétrico. La mujer que aparece en la fotografía es nada menos que Blanche al momento de ser rescatada: su estado era tan lamentable que ni siquiera entendieron cómo seguía con vida.
Pero, ¿Por qué estaba en ese cuarto?
La respuesta es escalofriante pues su único pecado fue enamorarse.
De acuerdo con la investigación de la policía, en 1876 Blanche había comenzado a coquetear con un abogado con el que planeaba casarse. El hombre le llevaba varios años y estaba arruinado, por lo que no era del agrado de la familia; su madre, claro está, no aprobaba de esta relación y estaba dispuesta a ir hasta donde fuera necesario para detenerla. Así que decidió encerrarla.
25 años duró Blanche en el oscuro cuarto. 25 largos años en los que solo vio la luz de manera ocasional, y en los que vivió entre su propia inmundicia. Una tortura terrible bajo cualquier estándar.
Su familia lloró su pérdida en público. Su padre murió en 1882 (no se sabe si conocía el asunto) y su pretendiente en 1885. Y tras ello, no quedó nadie que la recordara lo suficiente para buscarla.
Cuando la policía la encontró estaba desnuda sobre una cama de paja putrefacta, con una delgadez comparable únicamente a aquella de quien ha pasado hambre 25 años. Pesaba tan solo 24 kilos. Cuando los policías (apenas capaces de tolerar el hedor que emanaban las heces, el vómito y la comida putrefacta del cuarto) se acercaron, la mujer se limitó a gritar y encogerse.
Su madre murió 15 días después por una enfermedad no identificada. Su salud se deterioró rápidamente luego de ser arrestada, quizás por la culpa, quizás por el azar. En cualquier caso, indicó que la había encerrado hasta que rechazara el abogado, y que esto nunca ocurrió. En cambio, la joven perdió la cabeza.
Blanche fue liberada, pero el encierro le dejaría graves secuelas mentales. No volvería a estar sana y moriría 12 años después en un instituto psiquiátrico.
Su hermano, Marcel Monnier, fue así mismo juzgado (pues sabía de su encierro) pero no pudo ser condenado porque tenía problemas mentales. Los jueces de hecho querían encarcelarlo, pero se encontraron que la legislación no indicaba un “deber de liberar” a un secuestrado, por lo que estaban atados de manos.
